sábado, 31 de diciembre de 2016

Astucias de Sabaseba

Lo audiovisual, específicamente el cine y el video, se han venido tratando, fundamentalmente, como elementos forjadores de sentido comunicacional destinados han entronizar las ideologías dominantes en los distintos modelos sociales; en este sentido constituyen un documento socio histórico con el que los científicos sociales han de tropezar al momento de estudiar las sociedades contemporáneas. Constituye el ejemplo citado algo que debe llamar a los historiadores a una reflexión profunda: la elaboración de documento audiovisual puede constituirse en un catalizador, positivo o negativo, para propiciar el cambio histórico. Lo cual significa, nada más y nada menos, retomar el programa de crear, de inventar, de proponer para el hombre un proyecto diferenciador de su ser naturaleza, o para decirlo con palabras del filósofo Juan David García Bacca "El hombre se crea a sí mismo cual diverso del animal, del que era ya y es naturalmente diferente, cuando y en la medida en que invente (cree) historia transformadora" [Juan David García Bacca]
Esto que se le antoja al realizador cinematográfico como instrumento, como arma activa, y no simplemente interpretativa, para la elaboración de la historia del porvenir, tiene que partir de aquellos que vencidos, exterminados muchos, no han podido, afortunadamente, ser derrotados completamente: los que supieron sobreponerse a la emboscada, a la destrucción de sus naciones y dioses, para erigirse en reclamo, en presencia viva de la esperanza que no se agota y que nos nutre. Me refiero a las etnias que pueblan y conservan sus lenguas, sus modos de producción, su capacidad de vivir en armonía con la naturaleza, que reclaman la devolución de sus territorios arrebatados con engaños, con los cuerpos desangrados de sus hijos aventados contra los árboles para construir haciendas y riquezas, para imponerles religiones y dioses de los cuales nada sabían. Esa historia no pertenece al pasado ni a la contemplación, ni a la explicación o la interpretación, de aconteceres que ocurrieron porque aún está presente, porque aún les duelen y están dispuestos, muchos de ellos a recuperar lo, por la fuerza que les fue arrebatado.
En esta búsqueda hemos recurrido, en numerosas ocasiones, a la utilización de los medios audiovisuales. Hemos puesto el video o el cine, la fotografía o la grabación magnetofónica a la disposición de los que no tienen acceso a los diarios, que no disponen de la prensa, de la radio o de la televisión, los de la imagen postergada para que digan su versión de determinados aconteceres, origen en muchos casos de inmensas fortunas y del exterminio de la totalidad (o casi) de algunas etnias. Tal es el caso de los barí en la Sierra de Perijá. En un país donde la investigación sociológica, antropológica o histórica han acumulado años de esterilidad para los protagonistas del acontecer social, esta manera de hacer investigación, que proporciona la imagen y la palabra a quienes se les ha negado sistemáticamente transforma al acontecer indagatorio de la sociedad en una posibilidad real de ser un elemento transformador, transubstanciador de las ciencias sociales. De una fácil, rápida e indeleble lectura el documento audiovisual, no es en sí mismo un producto fácil de elaborar, requiere una rigurosidad científica donde el análisis de la realidad va apareada con la investigación y los resultados de la misma encuentra en la entrevista una solución válida.
Nuestro contacto con las comunidades barí que visitamos no fue en este caso un proceso difícil, el estado de conflicto existente entre ellos y poderosas empresas (CORPOZULIA, MARAVEN S.A.), la presencia del profesor Lusbi Portillo, de la Facultad de Ciencias de L.U.Z., quien viene desarrollando un trabajo de investigación en la zona desde hace varios años, allanó los contactos iniciales en algunas comunidades (Karañakai, Kumanda), creó resistencia en otras (Bakugbarí) e impidió que otras nos aceptasen (Bogsi, Saimadoyi). La negativa de las comunidades más grandes el redujo espectro que deseábamos investigar, tuvimos que conformarnos con aquellas comunidades, que aunque más pequeñas continúan ofreciendo resistencia a la penetración de la sociedad criolla, que continúan su lucha por rescatar aunque sea parte de las tierras que les pertenecen. Convivimos con los barí: investigadores (el responsable de la investigación, la co-investigadora, estudiantes de la Escuela de Letras que se ofrecieron sin ningún interés crematístico a colaborar en el trabajo), el personal técnico (en el cual la presencia del Lic. Leonardo Martínez, responsable de casi toda la imagen y el sonido, fue determinante ya que él mismo había realizado un video anterior "Perijá Tierra Viva"), siempre cargando equipos, grabando en cada ocasión hasta acumular aproximadamente ocho horas de imágenes y sonido, además de las tomas fotográfícas y la toma de notas.